El primer cuarto de hora del partido fue de tanteo. Los dos equipos mostraban un cierto respeto y aunque el Nástic fue quien intentó llevar el peso del partido, prácticamente no puso en apuros a Biel Ribas. Mientras tanto, el Salamanca se limitaba a esperar en su campo bien ordenado. Sin embargo, la UDS pareció decir que ya estaba bien y que tocaba ganar de una vez por todas. Por ello, los blanquinegros comenzaron a hacerse con la posesión. De esta forma, en una gran contra, Salva Sevilla metió un gran pase al espacio para Toti en la banda izquierda, este recorrió medio campo, se internó en el área, y tras romperle la cintura a Fachán coló el balón en la portería de Rubén. Un golazo del canterano salmantino.
Con el gol la UDS no se echó atrás, sino que aumentó su dominio. Las triangulaciones comenzaron a aparecer en el centro del campo. Hugo Leal, con toda la tranquilidad del mundo, llevaba el balón de acá para allá. Incluso desde la grada del Nou Estadi se pudieron oir ‘olés’ con los pases visitantes. Fueron los mejores minutos del Salamanca, y el Nástic no podía hacer absolutamente nada. Tanto fue así que, tras una pérdida de los tarraconenses en la salida del balón, Salva Sevilla y Toti volvieron a asociarse y el andaluz metió un balón al área para que el salmantino volviera a definir. Es digno de alabar el gran estado de forma en el que está Toti, siendo en cada partido, si no el mejor, de los mejores de su equipo, y ayer gran parte de la victoria se debe a él.
La imagen ofrecida por el Nástic en la primera mitad fue realmente pobre. Un equipo con pocos argumentos y nada de juego, pese a tener jugadores de la talla de José Mari. En la segunda parte entró Walter, un jugador de banda que en el partido de ida en el Helmántico maravilló, y ayer volvió a ser de lo mejor de los catalanes. Al cuarto de hora de la reanudación, Morán acertó a rematar una falta para reducir distancias, si bien es cierto que en gol hay una clara falta del jugador del Nástic a Murillo. Con el gol, los locales creyeron que podían empatar. A más de un jugador, aficionado y miembro del cuerpo técnico de la Unión seguro que le vinieron a la cabeza todos los fantasmas habidos y por haber. Sin embargo, y pese al empuje de los tarraconenses, esta vez no llegó la hecatombe y los tres puntos, por fin, se vinieron para Salamanca
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