A la desesperada, así es como ha tomado el Salamanca la decisión de darle una palmada en la espalda a Pepe Murcia para poner en el banquillo a Balta, hasta ahora director deportivo del equipo. El ya ex entrenador de la Unión no ha conseguido, ni de largo, el efecto que se esperaba en el equipo, y lo deja a tres puntos del Nástic de Tarragona, que marca la permanencia en Segunda División.
Después de las diez derrotas consecutivas que obtuvo Óscar Cano al frente del equipo, no quedaba más remedio que darle un aire nuevo al banquillo, pero el tiempo ha dejado claro que Pepe Murcia no ha sido la mejor elección. El equipo no tiene fe, juega atenazado por los nervios, se descompone con muy poco y, además, falta actitud en alguno de los jugadores. Pocos son los que se salvan de la quema y si todos atesoraran la profesionalidad que demuestra Moratón en cada partido, otro gallo cantaría.
Ahora quedan nueve partidos para que Balta, muy criticado entre la propia afición salmantina, calle todas esas voces y obre el milagro de salvar a la UDS. Es cierto que aún hay margen, pero el equipo tiene que empezar a conseguir victorias de forma inminente, y no puede volver de Las Palmas con otra cosa que no sean los tres puntos porque de lo contrario, y esta vez sí, el panorama se verá demasiado oscuro. Si Balta consigue dar confianza al grupo, convencer a los jugadores de que el objetivo es factible y salir a ganar los partidos (algo que no ha hecho Pepe Murcia), el Salamanca aún podría dar que hablar.