domingo, 8 de noviembre de 2009

Con más corazón que cabeza

Ayer el Helmántico volvió a ser testigo de otro partido extraño. Y esque ese puede ser el adjetivo que defina a la Unión de esta temporada, extraña. Este Salamanca de Juan Carlos Oliva no tiene un estilo definido, no sabe a qué juega, no tiene identidad. El equipo combina fases de buen juego (o un intento de ello) con bajones terribles que cuestan goles. Ayer, la UDS ganó al Levante en los últimos siete minutos.

La primera parte fue más o menos igualada, si bien es cierto que era el conjunto local quien quería llevar el peso del partido. Con Jurado y Endika en el doble pivote, faltaba un mediocentro que pusiera el toque y la clase, por lo que fue el primero de ellos el que se atrevió a llevar el peso ofensivo en el centro del campo. Cuéllar y Toti tenían un papel activo por las bandas y Despotovic se peleaba con los centrales del Levante en busca de oportunidades.

El pasado domingo, el lateral izquierdo Rossato fue señalado por la grada como uno de los principales culpables de la derrota ante el Girona (0-1). Pero ayer se cambió la careta y se puso la de héroe. Así, en una de sus subidas por la banda, el brasileño se plantó en el pico derecho del área levantina y conectó un potente zurdazo que se coló en la portería defendida por Reina. Poco después, Cuéllar elaboró una gran jugada y le sirvió el balón en bandeja a Toti, pero su tiro, sin portero, lo sacó un defensa bajo palos. Ya se sabe que si perdonas lo pagas, y eso fue lo que sucedió cuando, en el minuto 37 Xisco Nadal se deshizo de Raúl Gañán y centró para que Pallardó, sin oposición, rematara al fondo de la red. Antes del descanso, Rubén pudo poner por delante al Levante, pero Biel Ribas acertó a despejar el balón.

En la segunda mitad la Unión salió con la caraja. Falta de fluidez, imprecisiones, poca posesión… el pueblo empezaba a impacientarse. Por si fuera poco, Rubén se coló en el área charra y, en el mano a mano, batió al portero unionista poniendo a los levantinos por delante en el marcador. Los pitos hacían su aparición en la grada y se preveía una buena bronca al final del partido. Además, los visitantes seguían creando ocasiones claras que no acertaban a transformar. El míster charro tiró de banquillo y dio entrada a Perico primero, y Hugo Leal y Linares después. Este último fue quien, a pase del portugués, se zafó de dos defensores y tiró a puerta. El rechace lo aprovechó Despotovic e igualó el partido. Quedaban tan sólo siete minutos y los aficionados olvidaron el mal juego y se volcaron con el equipo. De esta forma, a falta de tres minutos, Rossato volvió a aparecer, y ‘enchufó’ una falta desde 35 metros que se coló en la portería de Reina. Un golpeo fuerte y con efecto que llevaba la locura a las gradas. Al Levante se le escapó un partido que debía haber ganado. La Unión ofreció una muestra más de que la suerte, este año, sí está de su lado.

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