martes, 27 de marzo de 2012

El 'Mourinhismo', otra secta

Nunca ha pasado inadvertido. No lo hizo en Portugal, tampoco en Inglaterra ni en Italia. Mucho menos en España. Desde que Jose Mourinho llegó al Real Madrid ha habido trifulcas y polémicas de todo tipo. Dentro del campo, en el área técnica, en el parking de algún estadio y, por supuesto, en las salas de prensa.

La crítica hacia los árbitros ha sido la tónica dominante. Desde informes con los errores de los colegiados detallados punto por punto hasta ataques al Barcelona ("¿por qué?") y una posible conspiración con UNICEF. Es verdad que ha tenido motivos para quejarse de los arbitrajes sufridos en algunos partidos. Me parece perfecto que si alguien se siente perjudicado lo diga, que lo manifieste y no se calle, aún a riesgo de exponerse a sanciones. Pero hay formas y formas de hacerlo.

Lo que sucedió en Villarreal la semana pasada fue, se mire por donde se mire, ridículo. Fue expulsado Rui Faria, algo habitual este año por ser el encargado de comerle la oreja al cuarto árbitro en cada partido. Ramos también se fue a la calle, al igual que Özil. Uno por hacer una falta que le costó la segunda amarilla y el otro por mofarse del árbitro. Es posible que la expulsión del alemán fuera discutible, pero el resto, incluida la de Mourinho que también tuvo que abandonar el banquillo, no son como para creer que exista una 'mano negra'.

El resultado fue que se le cruzaron los cables al entrenador madridista. 'Silenzio stampa'. Que no salga nadie a hablar con la prensa. Bocas cerradas. Toque de queda. Ese día en Villarreal no hubo rueda de prensa del técnico visitante, tampoco dijeron nada los jugadores en zona mixta. El porqué no es fácil averiguarlo. Miedo a decir algo de lo que luego se puedan arrepentir, dicen algunos, pero después del historial que ya ha dejado Mourinho en el Madrid a mí eso me suena a chiste. ¿Fastidiar a la prensa? No creo que se quiera tirar piedras contra el tejado de uno mismo.

No salieron a hablar aquel día, no dejan acceder a la prensa a los entrenamientos y vetan a los jugadores para que no den entrevistas personales. El Real Madrid parece el FBI. Hay secretismo, parece que hay algo que ocultar o proteger. Son chorradas. Un jugador no deja de meter goles por conceder una entrevista, es más, en muchos casos agradecen poder expresarse.

Pero todo este hermetismo, que en realidad va en contra del aficionado y no de la prensa, no afecta a los acérrimos a Mourinho. Hay un sector bastante amplio del madridismo para el que lo que diga el técnico portugués es poco menos que la Biblia, va a misa. Es como una secta. Si raja de los árbitros, todos a pensar en conspiraciones. Que no quiere salir a hablar el día de Villarreal, todos a decir que "su silencio es el silencio del madridismo" ante tanto robo.

Ayer hubo un nuevo episodio. Antón Meana, periodista de Radio Marca, le preguntó a Khedira, que estaba en rueda de prensa junto a Mourinho, si los jugadores estaban autorizados para hablar después del partido de hoy frente al APOEL. El futbolista y el técnico intercambiaron unas palabras en voz baja y acto seguido Mourinho salió de la rueda de prensa seguido de Khedira. Una escena esperpéntica. Inmediatamente en las redes sociales los 'fieles' a Mou empezaron a criticar no el acto despectivo de Mourinho y Khedira, sino a Antón Meana. Para ellos, el periodista es culpable, porque no habla de fútbol. Y quienes le critican son aquellos que una semana antes no hablaron del trivote con el que salió el Real Madrid al Madrigal sino de los árbitros.

El 'Mourinhismo' es una bola que rueda y crece. Que cada vez se hace más cerrada, y pobre del que discrepe con sus ideas. Una secta. Una dictadura. A veces da miedo.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Qué bien salgo en la foto

Los políticos son una parte de la sociedad que inspira falta de confianza. Nadie se cree a pies juntillas lo que diga uno de esos 'líderes' que hablan a gritos desde un micrófono buscando el aplauso fácil como si de un discurso de Hitler o Mussolini se tratara.

Los hay que les importa la población, las personas a las que representan. Muestran interés y defienden lo que es suyo. También existe el polo contrario. Hablan, se les llena la boca y a la hora de la verdad, nada de nada. El tiempo les acaba poniendo en su lugar.

Ayer fue Trending Topic (el tema más comentado del momento) en Twitter una frase que habla por sí sola. Bajo el hashtag #SalvemosLaUDSalamanca, hinchas de la Unión Deportiva Salamanca, ciudadanos de la capital charra, simpatizantes de este equipo y un gran número de aficionados al fútbol, mostraron su apoyo al club blanquinegro en su lucha contra la desaparición ante las graves penurias económicas. Se pudieron leer comentarios de todo tipo de gente que nada tiene que ver con la Unión, hablando sobre los recuerdos o la simpatía que le genera este club. Algunos emocionaban.

En el mundo entero supieron lo que es la Unión Deportiva Salamanca. En España conocieron la situación de la UDS. Salamanca se dio a conocer en el planeta entero, tuvo publicidad gratuita en todos los países, y por ella no pagó un sólo duro. Por primera vez la ciudad charra se daba a conocer de esa manera, con una magnitud incalculable. Y no fue por la Plaza Mayor. Tampoco por la Universidad, ni por las Catedrales. Fue por su equipo de fútbol, ese que atraviesa por el peor momento de su historia y cuyo corazón está a punto de dejar de latir en Segunda División B.

Precisamente, la UDS es una especie en extinción, es uno de los pocos clubes de España que tiene el estadio en propiedad, que no se lo ha comprado el Ayuntamiento. Es un patrimonio que vale mucho dinero y que sigue siendo del club. La continuidad del Salamanca en el fútbol pasa, principalmente, por la venta del Helmántico. El Ayuntamiento se postula, por sentido común, como el principal comprador. Muchos piden que éste se haga, por fin, con la propiedad del estadio y le quite a la Unión la soga del cuello. Alegan que la UDS le ha hecho mucha publicidad a Salamanca (como ayer en Twitter) sin recibir nada a cambio, y que ha generado mucha riqueza a la ciudad.

Otros defienden la maltrecha situación de las arcas del Ayuntamiento, que no está para tirar cohetes. Alegan que la Unión es una SAD y que no hay ningún deber en gastar dinero público en el Estadio Helmántico. Yo no pido ni una cosa ni otra, entiendo las dos posturas. Ambas tienen razón, aunque creo que la primera tiene más alegatos de peso. Lo que pasa es que el alcalde no se pronuncia. No ha dicho ni sí ni no. Mantiene en vilo a miles de aficionados. Igual que el anterior. Eso sí, cuando se produce un ascenso, o un equipo gana un título, allí están ellos, los políticos, con su traje inmaculado, para subirse al carro de la celebración. Salen muy guapos.

jueves, 8 de marzo de 2012

No es la víctima

Desde que llegó Marcelo Bielsa al Athletic Club sólo se pueden hablar maravillas del juego de su equipo. Ofrece espectáculo, intensidad, fútbol del de siempre, goles... Lo único que se le puede reprochar al técnico argentino es la falta de rotaciones, pero hasta eso está saliendo bien.

Dentro de unas horas el Athletic juega en Old Trafford. En Bilbao, pocos hubieran soñado, precisamente, acudir a este teatro onírico. El azar ha querido que los vascos se cruzaran con el Manchester United en los octavos de final de la Europa League, y en la capital vizcaína el evento no ha pasado desapercibido.

Miles de seguidores rojiblancos estarán hoy dejándose la garganta por su equipo en Inglaterra. Por nombre, puede parecer una eliminatoria demasiado roja y nada blanca, pero atiendiendo al juego de uno y otro durante esta temporada la balanza poco menos que se iguala. Muchos no le dan la más mínima opción a los de Bielsa. Yo muchas. Al sillón, y a disfrutar.