El 14 de junio comenzó la Copa Confederaciones, la 'Confecup' para la FIFA, y lo hizo en el continente menos desarrollado del planeta, África. Un continente en el que lo más fácil es ver miseria en cada rincón, hambre y desnutrición en cada niño y falta de agua potable en cualquier poblado. Ahora bien, se quiere romper con todo esto llevando no sólo este torneo a uno de los países más avanzados de África, sino también la cita más importante del deporte rey, el Mundial.
El objetivo de que la Copa Confederaciones la albergue Sudáfrica no es otro que comprobar si realmente esta nación está capacitada para acoger dentro de un año un torneo de características y exigencias mucho mayores. La 'Confecup' no mueve masas de aficionados de las selecciones participantes, no se acreditan tantos medios de comunicación, no participan tantos equipos... pero esto si sucederá el verano que viene.
Se han registrado hasta ahora numerosos fallos en la organización: hay bastantes quejas acerca de los accesos a los estadios, las entradas cuentan con precios inalcanzables para una gran parte de la población (el inagotable afán de lucro), algunos terrenos de juego no se encontraban en el mejor estado posible... Pero hay tiempo para corregirlo, además, si comparamos las sedes en las que se disputan los partidos con las de la pasada Eurocopa que ganó España, los estadios africanos ganan por goleada. Son más modernos, cuentan con más capacidad...
Está claro que hay que pulir detalles, mejorar y perfeccionar cosas, pero las bases son muy buenas y no sería una verdadera pena desaprovecharlas. Si todo va bien, el año que viene viviremos un acontecimiento histórico, el primer Mundial que se juegue en el continente africano. El fútbol no tiene fronteras y la pasión llega a todos los sitios. Suerte Sudáfrica.
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