Cuando un equipo viene de una racha mala, tanto en resultados como en juego, cualquier mejoría es notable y se agradece. Si además viene acompañada de una victoria mejor que mejor. Hoy, Real Madrid y Atlético han cumplido con la primera parte, la de la mejoría, pero no pudieron culminar la segunda.
Los merengues llegaban a San Siro con el objetivo de vengarse del Milan por su victoria, hace dos semanas, en el Santiago Bernabéu. La principal novedad era que Pellegrini volvía a dejar a Raúl en el banco en favor de Benzema e Higuaín, que con sus goles ante el Getafe se ganó el puesto de titular. Sin embargo, este no cuajó un gran partido. La primera parte fue muy intensa y gozó de mucho ritmo. Unos equipos largos, jugando a pecho descubierto desde el primer minuto. En teoría ese ritmo le venía mejor al Real Madrid, que era quien trataba de llevar el peso del partido, pero el Milan avisaba con un excepcional Pato. Kaká volvía a casa y lo hacía con ganas. No paraba de ofrecerse, de tocar el balón y de chutar a portería. Uno de estos tiros, tocó en la defensa 'rossonera' despistando a Dida, que dejaba el balón muerto para que Benzema inaugurara el luminoso. Pero la alegría duró poco ya que cinco minutos después un discutido penalty por manos de Pepe lo transformaba Ronaldinho de manera impecable. Está fuera de forma, se nota, pero para tirar penas máximas todavía está. Más tarde habría un gol anulado a Pato por supuesta falta del brasileño. El árbitro se llenaba de gloria poco a poco. Lamentable el colegiado, un novato en Champions que al cuarto partido le ponen a pitar nada menos que un Milan - Madrid, normal que su actuación fuera tan aciaga.
En la segunda parte, como era de esperar, los dos equipos bajaron el ritmo considerablemente. El Madrid no se encontraba, las buenas sensaciones transmitidas en la primera mitad se esfumaron. El equipo estaba descompensado porque Kaká y Marcelo no se entendían. Tan pronto estaban los dos en la misma banda, como que estaban estorbándose en el centro. Higuaín no se enteraba de qué iba la cosa y Xabi Alonso y Lass no conseguían imponerse a Seedorf, Pirlo y Ambrosini en el centro del campo. Unos segundos 45 minutos para olvidar que pudieron salvarse en la recta final si no fuera porque Dida se sacó de la chistera una gran mano a tiro de Raúl y posteriormente de Marcelo. El Madrid se complica la clasificación aunque sigue dependiendo de sí mismo.
El Atlético, por su parte, estrenaba técnico en Champions. Quique Flores volvía a escuchar esa sintonía que pone los pelos de punta. Con el Kun Agüero como suplente por precaución arrancaba el partido. Los colchoneros sabían que la clasificación para octavos estaba harto difícil y el Vicente Calderón ni siquiera se llenó. Sin embargo, querían salvar el orgullo de plantarle cara a todo un Chelsea, líder de la Premier. El partido no fue malo, mucho mejor, sin duda, que cualquiera de los anteriores que jugó el 'Atleti'. José Antonio Reyes, renacido y ya reconciliado con la grada fue titular y puso los detalles de calidad y las mejores ocasiones. Pese a las ocasiones, los rojiblancos no conseguían marcar y Quique dio entrada a Agüero, que no defraudó. Un centro desde la banda izquierda de Antonio López cayó en las botas del argentino que, sin dejarla caer, batía a Peter Cech. La grada se las prometía muy felices y aún veían la luz allí a los lejos. Sin embargo, la recta final fue de infarto. En el 82, Drogba cabeceaba a la red empatando el partido y, seis minutos después se marcó una pedazo de jugada que acabó en el 1-2. Pero aún no se había acabado. En el tiempo añadido, una falta a escasos metros de la frontal del área se encargó de transformarla magistralmente el Kün Agüero. Al final, reparto de puntos que no le sirve de nada a los Atléticos que ya no tienen aspiraciones matemáticas de pasar de ronda. Pero siguen mejorando, salvaron el orgullo y ahora se podrán centrar en arreglar el desaguisado de la Liga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Queremos que participes y nos cuentes qué te ha parecido!