Hasta siempre, Jarque

Uno nunca sabe lo que la vida nos tiene preparado ni lo cruel que puede llegar a ser. Un día eres feliz, estás en el mejor momento personal y deportivamente y al día siguiente todo se echa a perder sin poder hacer nada. Eso le ha pasado a Daniel Jarque que ayer dejaba un vacío enorme en el mundo del fútbol.

Este año acababa de asumir la capitanía del club en el que se ha criado desde los 12 años, hace pocos días la familia 'periquita' se congratulaba por la inauguración del nuevo estadio de Cornellà-El Prat y la goleada al Liverpool, se preveía una gran temporada con un proyecto ilusionante... pero de repente, lo que es de color de rosas, se torna en el negro más absoluto.

En la noche de ayer, en el hotel del concentración del Espanyol en Italia, mientras el jugador mantenía tranquilamente una conversación telefónica con su novia, embarazada y a un mes de dar a luz, uno de los dos lados del teléfono quedó en silencio repentinamente. Era Jarque, que había sufrido una asistolia. Su corazón dejó de latir para siempre en ese preciso instante.

La noticia conmocionó a todo el mundo del fútbol poco después de conocerse. No podía ser cierto, de nuevo volvía a pasar. Un chico joven, deportista, prometedor volvía a fallecer así de golpe. Hace dos años, más o menos por estas fechas, veíamos el desvanecimiento de Antonio Puerta, su mirada perdida en el horizonte, falleciendo pocos días después en el hospital. Cuando todavía ese recuerdo está presente, un nuevo caso azota al deporte en general y al balompié español en particular.

A veces el destino puede ser muy despiadado. En aquella final de la Copa de la UEFA, en la que se enfrentaron Sevilla y Espanyol, que llegó a su fase de 'vida o muerte', los penaltys, se encontraban Puerta y Jarque. A día de hoy, a los dos les ha pasado algo similar. Físicamente ya no se encuentran entre nosotros, pero siempre estarán en el recuerdo de cada aficionado al Sevilla, al Espanyol, y al fútbol en general. Hasta siempre cracks.