Cara y cruz: Jornada 13

Hoy no va a haber 'cara'. Lo que sucedió anoche en Granada empaña el resto de la jornada y todo lo bueno que pudiera dejar el fin de semana en el aspecto meramente futbolístico. En el estadio de Los Cármenes, el equipo local recibía al Mallorca. Un partido que estaba teniendo de todo. Primero se adelantaron los isleños con un gol de Víctor Casadesús y después el Granada consiguió remontar. Martins anotó el gol de la remontada y se emocionó al dedicarle el gol a su hijo, que necesita un trasplante de médula.

En medio de esa vorágine de emociones, alguien en la grada quiso cobrar más protagonismo que nadie. Para ello no se le ocurrió otra cosa que lanzarle un paraguas al juez de línea. El objeto impactó sobre la cara del colegiado y le abrió una brecha. Ante esto, el árbitro principal, con muy buen criterio, no vaciló un sólo segundo y mandó a los jugadores a los vestuarios.  Era el minuto 61 de partido.

Durante varios instantes los aficionados esperaron en el estadio con la incertidumbre de si el partido iba a ser reanudado o, por el contrario, iba a ser suspendido de manera definitiva. El anuncio por megafonía se inclinó por lo segundo.

Más tarde el agresor fue identificado y detenido. Un niñato de quince años y de origen marroquí se encargó de suspender él solito un partido de fútbol. Dejó sin espectáculo al resto de miles de aficionados presentes en Los Cármenes y, además, le chafó el partido a Martins, que había roto a llorar con el gol. Si algo funcionara bien en este país, ese personaje no debería poder entrar nunca más a un recinto deportivo.