Así mejor

Ayer hubo fútbol. Fútbol del bueno. Y del que pocos esperaban. El Real Madrid cumplió en el Camp Nou, sorprendió, apretó y puso de los nervios a los casi 100.000 espectadores y a los millones de personas que vieron el partido por televisión.

Había dudas de cómo iba a jugar el Madrid el partido de vuelta. ¿Esperaría como hizo en el Bernabéu? ¿Sería más ambicioso como en la final de Copa de la pasada temporada? Más bien fue esto último. A los doce segundos el Barcelona regaló un mano a mano de Higuaín con Pinto, pero el argentino incompresiblemente desaprovechó el regalo, que iba hasta con lazo. Pudo cambiar el destino del partido. Pero lo que se siguió viendo fue un equipo merengue que apretó arriba, en la salida del balón, donde le duele al Barcelona, tal y como ya hicieron Betis o Espanyol hace no demasiado.

La historia del partido la sabemos todos. Pocos apostaban por que los blancos pusieran contra las cuerdas a los de Guardiola después del 2-0 en la primera parte. Pero sucedió. Esta vez el Madrid no bajó los brazos, y con una eliminatoria prácticamente imposible siguió apretando los dientes. Tuvo su premio, pero se quedó escaso. Un gol más y se volvería a hablar de cambio de ciclo y otras tantas patochadas.

El Real Madrid fue eliminado. Pero lo hizo con la cabeza alta, siendo más que el Barcelona en el Camp Nou y dejando muestras evidentes de que a este equipo se le puede hacer daño. Si equipos inferiores a los blancos le han podido aguar la fiesta al Barça, el Madrid tiene aún más argumentos para hacerlo. Además, para plantarle cara a los azulgrana hay que hacer gala de una gran despliegue físico, y si hay una máquina física capaz de parar al Barcelona, es el Madrid. Ayer lo demostró. Cayó, pero seguro que el madridismo está contento con el partido de su equipo.