El martes se preveía como un día fácil. El Barcelona recibía en el Camp Nou al limitado equipo ruso del Rubin Kazan con el ex-racinguista César Navas en la zaga. El rival, el campo, las estrellas del Barça... todo hacía presagiar una goleada pero cuando el arbitro dio el pitido inicial la cosa cambió por completo. Poco después del primer minuto de juego el conjunto visitante ya estaba por encima en el marcador. Los azulgrana están muy lejos del nivel exhibido el año pasado y eso se nota. Lo que en condiciones normales hubiera sido una remontada se convirtió en un quiero y no puedo y hasta la segunda parte Ibrahimovic no pudo igualar el encuentro. Si ya había sido difícil que los rusos se adelantaran en el Camp Nou, lograron el imposible, que es volver a tomar la delantera. Y esque Karadeniz anotó el segundo gol en una contra llevada perfectamente. Hasta el final, una chilena de Ibra, un palo de Touré en el descuento, pero el gol no llegó. Hay quién dice que falta precisamente eso, el gol, tras la marcha de Samuel Eto´o y la llegada de Zlatan. Lo cierto es que quien marcó fue el sueco.
Por su parte, el Sevilla viajaba a tierras alemanas para enfrentarse al Stuttgart. Aquí sí se cumplió el pronóstico y los hispalenses hicieron valer su superioridad técnica. Pese a ello, fueron los locales quienes comenzaron dominando el encuentro con ocasiones de Schieber o Hleb aunque fue Squillaci quien consiguió anotar el primer tanto. Ya en la segunda mitad, el Stuttgart seguía llevando el peso del partido pero de nuevo fue el Sevilla quien consiguió marcar. Fue Navas tras un fallo garrafal del guardameta Lehman, aquel que se cabreaba porque no jugaba en el Arsenal ya que, según él, era "mejor que Almunia". Squillaci de nuevo marcaba el tercero unos minutos más tarde y Elson era el autor de un golazo con un magistral libre directo que se coló por la escuadra de la meta defendida por Javi Varas. 1-3 para el Sevilla, tres puntos más y la clasificación a octavos muy de cara.
El miércoles no cambió la tónica de resultados negativos. Los dos equipos de la capital cose

El Atlético viajaba tocado a Londres y volvió hundido. Aunque empezó bien, con una clara ocasión de Forlán, con el paso de los minutos el Chelsea se vino arriba y demostró que hoy por hoy es superior. Y esque el equipo madrileño está en un momento muy complicado. Desestabilidad institucional, la afición de uñas, un entrenador que está ya más fuera que dentro. Y para colmo, los dos cracks no aparecen. Kun y Forlán tampoco están brillando. Quizás gran culpa de ello viene por el juego colectivo, ya que si no llegan balones arriba ellos poco pueden hacer. Pero esque este equipo sigue arrastrando los mismos males uun año sí y otro también. Las temporadas no se planifican bien: hay un equipo muy descompensado, hay ventas a última hora como la de Heitinga aunque también es verdad que hay aciertos como el fichaje de Asenjo. El presidente se escuda en que no hay dinero. Seguramente no lo haya, pero al Atlético le hace falta un centrocampista creativo como el comer. Y esto viene desde hace ya unos años. Hasta el día en que no encuentre alguien que ponga criterio y distribuya el balón en la zona ancha el Atlético seguirá con problemas muy graves. La defensa tampoco se queda atrás. Se necesitan dos laterales. Los inventos de Perea, Ujfalusi... no suelen salir bien. Una cosa es que un jugador sea polivalente y otra es que se le coloque a la fuerza en una posición en la que desentona. Un lateral tiene que saber subir, tener recorrido y al tiempo no perder la espalda. Muchas cosas tiene que mejorar este equipo para levantar cabeza y para recuperar el honor que un día perdió.