miércoles, 4 de abril de 2012

¿Todavía favorito?

Un lustro entrando en semifinales. Cinco años a los que no se ha faltado ni una sóla vez a la cita con el paso inmediatamente anterior a la final. Ese es el Barcelona, el de Rijkaard, que gran parte de culpa tiene en todo este éxito actual, y el de Guardiola.

Esa es la parte positiva. La negativa es que de ese Barça autoritario, que entraba al césped para mandar durante los más de 90 minutos que durara un partido, cada vez hay menos noticias. Ya no arrolla como antes, aunque una figura pequeña en estatura pero gigante en lo futbolísitico nacida en Argentina hace que el rival siempre tenga miedo.

La eliminatoria con el Milan no fue todo lo fácil que se esperaba del choque con un equipo envejecido y con apenas dos o tres futbolistas de peso. El choque se planteaba poco menos que como un enfrentamiento entre el Barcelona y Robinho, Boateng e Ibrahimovic. Pero el Milan supo cortocircuitar al Barça en la ida y en algunos instantes de la vuelta. El partido en San Siro terminó con empate, y en el Camp Nou a los catalanes le vinieron al pelo dos regalos de los italianos en forma de penalti.

Allegri consiguió contagiar al Barcelona de un ritmo cansino. El Barça tenía la posesión pero se dormía en los laureles, y eso lo aprovechaba el Milan para no sufrir en exceso e intentar lanzar alguna contra peligrosa. Ayer, el tercer gol de Iniesta supuso la muerte de los transalpinos, y fue así porque el conjunto italiano no tenía plan B. Fue al Camp Nou a aguantar, y cuando tienes que remontar dos goles te ves perdido.

El Barcelona ahora está en semifinales, y todo parece indicar que llegará a la final porque es superior al Chelsea y al Benfica, pero después de palpar las sensaciones ante un equipo hoy por hoy normalito, crecen las dudas al pensar cómo reaccionará ante dos titanes como el Real Madrid o el Bayern de Munich.